Dormís, y una mujer escribe versos frente a una computadora. 
Me da igual que el vaso esté medio lleno o medio vacío si no sacia tu sed. Asumo el riesgo, te miro y planeo una vida con vos cargada de sueños.

El amor entre vos y yo es, a veces, como el silencio, y al nombrarlo se rompe. Con una pena de muerte maldigo injustamente al tiempo que nos maltrató. Ahora vos y yo somos otros y todo es una frágil pavesa, que regresa al viento.

Tu luz quemó mis naves cargadas de incertidumbre y el corazón que sobre tu mesa yo puse para cenar la noche en que nos dispusimos a saltar de la mano al precipicio.

Vos sonreís, "saldremos adelante". A pesar del tiempo seguís siendo bella. 
Te miro y recuerdo. No siempre los planes salen como sueñas, eternas promesas. 
Estoy cansada de tropezar siempre, Quizá mañana cambie nuestra suerte y acabe este invierno.

Yo procuraré sonreír más a menudo y acostarme a una hora prudente. Vos me enseñaste que afuera siempre me está esperando una nueva mañana.

Y procuraré no suspirar tan a menudo vas a ver que hay días con espinas y que puede doler vivir, pero recordá que cada día 

el mundo amanece en vos. 

Se quema la tarde mientras yo te miro sin que te des cuenta. Y exhala tu pena un perfume muy dulce y se congela el sueño. 

A veces vigilo con calma tu rostro mientras miras fuera. 

Maldigo y me decís "basta de lamentos",disculpa, te digo, quizá sea el sueño, la falta de sueños. 

Ya ves que la vida tiene el mal gusto de seguir su curso sin contar conmigo. Y ves que el mundo no tiene la delicadeza de pedir perdón por echarnos a un lado de malas maneras para seguir su camino. 

Puede parecer que sólo queda contar los fracasos. Mientras tanto, bebo, fumo, vivo y amo, quizá como todos.... Más bien demasiado. 
Mientras tanto, ser felices es una obligación que incumplo de cuando en cuando.

Y aunque esta ciudad parece a punto de claudicar, de derrumbarse, volveremos a asaltar los cielos y arderán las calles como antes de nuevo. 
Brillará en tu piel una primavera roja de luz color caramelo. Aún creo en la utopía y no soy la mejor mujer. Reconozco que me cansa dar siempre explicaciones.

Quiero que sepas que, aunque arrastro mis fracasos, si querés contar conmigo, aún guardo fuego en mis manos.

Te conocí viendo pasar trenes que nunca regresaban. El tiempo nos reunió como a planetas que orbitan. 

Colecciono soles, te dije, me enseñaste tus heridas.
Te soltaste el pelo y amarraste las horas con tu cinta. Y ahora te miro tras tantos años....Bendito el día en que consigo despertar con el ritual con que te soles levantar.