No voy a pedir perdón por descubrir en ti la luz de mis latidos.
No he de pedir permiso para adorar tu rostro dulce y ferozmente.
La gente nada sabe del amor si no se reconoce en nuestros pasos.
Y al lado de la cama –más bien al pie– espero a que esta aurora te despierte.
Todo empieza y todo acaba en ti.
No he de pedir permiso para adorar tu rostro dulce y ferozmente.
La gente nada sabe del amor si no se reconoce en nuestros pasos.
Y al lado de la cama –más bien al pie– espero a que esta aurora te despierte.
Todo empieza y todo acaba en ti.
Y no te asustes, mi amor, si mi voz suena algo seria y definitiva.
La vida es una y una es la respuesta.
Mi piel se quema sin tu suave sombra.
No voy a pedir perdón por entregarme en cuerpo y alma a tus pecados.
Mi piel se quema sin tu suave sombra.
No voy a pedir perdón por entregarme en cuerpo y alma a tus pecados.
Cansado de los subterfugios, me sumo a tu motín sin ataduras.
Que envidien mi locura, corazón, tú eres mi hogar y afuera me muero de frío.
Que envidien mi locura, corazón, tú eres mi hogar y afuera me muero de frío.
Todo comienza en ti: el resto de mi vida y la razón de abrir cada ventana, la canción que resuelve mis dudas, mi delirio y mi cura.
Todo acaba en ti: los besos, cada fiesta y la raíz que bebe mis dolores, mi febril costumbre de buscarte, mis días y este hambre de ti.
Todo acaba en ti: los besos, cada fiesta y la raíz que bebe mis dolores, mi febril costumbre de buscarte, mis días y este hambre de ti.
